miércoles, 10 de junio de 2015

23° AMANDOLO/A SIN SABERLO ❤



   CAPITULO 23


Cuenta Lali

Mis parpados pesaban y no podía abrirlos del todo. Escuchaba voces a mí alrededor. Las cuales provenían de mi madre y de otra persona que no lograba identificar bien. Me sentía mareada y débil.

Al lograr abrir los ojos, pude ver que me encontraba en una habitación blanca y tenía vendas en mis muñecas.

¿Que había hecho?

Lali:¿Mamá? –pregunté algo desorientada–

Mi madre volteó para verme, ya que estaba de espaldas. Al voltearse pude observar sus ojeras y sus ojos hinchados de tanto llorar. Obviamente no había pasado una buena noche. Y adivinen de quién provenía la otra voz... Era de Peter Lanzani. Sí, así como lo leen. Peter Lanzani estaba acá. En el hospital. Hablando con mi madre. En mi misma habitación. ¿Podía ser peor?

Majo:No sé por qué estoy más feliz. Si él ver que estás bien o que me hayas llamado mamá y no Majo –dijo con una sonrisa, mientras yo trataba de entender que diablos hacia Peter acá con nosotras–Estábamos preocupados mi amor, casi te perdemos –una lágrima resbaló por su mejilla–

Lali:Primero explicame ¿Por que estoy aca? Y segundo ¿Por qué está él tarado acá? –pregunté señalandolo–

Peter sonrió mientras me miraba con ¿Preocupación? Esto me estaba asustando.

Majo:Te cortaste otra vez mi amor –contestó con una sonrisa triste– Pero esta vez fue mucho más lejos

Ahora recuerdo lo que pasó. No era suficiente con que me avergonzara conmigo misma de haber hecho eso. No, ahora tenía que avergonzarme también al tener al idiota de Peter Lanzani acá para burlarse de mí.

¡Genial!

Majo:Al ver que no respondías mientras te llamaba, me preocupé mucho y llamé a Peter para que me ayudara –que situación más vergonzosa estaba viviendo en estos momentos– Ya que despertaste y veo que estás bien, iré a tomar un café ¿Querés algo Peter? –negó con la cabeza a la pregunta de mi madre– Bien, vuelvo en unos minutos –dijo mientras me daba un beso en la frente y salía de la habitación–

¿Y ahora donde me meto?

Peter:Hola –dijo mientras se acercaba a mi–

Lali:¿Hola? –pregunté sorprendida– Si vas a burlarte de mí, hazlo ya

Peter:–negó con la cabeza– ¿Por qué siempre pensás lo peor de mí? –se veía algo ofendido–

Lali:¿Acaso hay algo bueno que pensar de vos?

Peter:Sí. Como por ejemplo que derrumbé la puerta de tu habitación, te tomé en mis brazos y te traje al hospital y... déjame pensar... ¡Ah sí! ¡Salvé tu vida!

Lali:Ay perdóname, héroe mío –dije con sarcasmo y él rodó los ojos– No pedí que lo hicieras –murmuré–

Peter:¿Por qué lo hiciste? –preguntó con una mirada cálida–

¿Acaso estaba drogado?

Lali:Todos se cansan de mí –contesté conteniendo las lágrimas– Solo soy un estorbo

Peter:Para mi no lo sos –subí mi cabeza para encontrarme con sus ojitos verdes mirándome–

Qué alguien me explique lo que está sucediendo acá. Porque yo no entiendo nada.

Peter:Para mi no sos ningún estorbo Lali

Un momento...

¡Ah claro! El muy pelotudo se está aprovechando de mi situación para acumular puntos.

Lali:No empecés

Peter:¿A qué te referís?

Lali:Peter por favor –supliqué– No juegues más conmigo. Se que soy una estúpida apuesta –su cara palideció al instante de escuchar mis palabras– No tenes por qué fingir más conmigo

Y no sé por qué, pero me dolía ser solo una apuesta.

¿Acaso todos tenían algo contra mi?

¡Malditas apuestas que solo arruinan mi vida!

Peter iba a decir algo pero mi madre entró a la habitación.

Majo:El doctor dijo que pronto podrás ir a casa –dijo emocionada–

Peter:Vuelvo ahora –dijo mientras salía de la habitación–

Majo:Este chico es tan tierno –dijo mirando la puerta por la que se había ido Peter– Faltó al colegio hoy, solo para acompañarnos

Lali:No Maria José –frunció el ceño ya que la llamé por su nombre completo– Él está acá porque tiene una apuesta que ganar


                                     ***


Cuenta Peter

¡Se enteró! Maldita sea, se enteró de la apuesta. ¿Quién mierda le habrá dicho? ¿Por qué me siento así? Me siento mal al pensar que la pude haber lastimado.

¿Por qué mierda me encanta la forma en la que se enoja y sonríe?

 ¡Soy Peter Lanzani! Y ¡Peter Lanzani NO se enamora!

Tu corazón no es de piedra Peter...

Callate voz de mi cabeza, estoy demasiado confundido ahora mismo...

Me senté en la cafetería a descansar un rato. No había dormido en toda la noche pendiente a que Lali estuviera bien. ¡Incluso había faltado al colegio!


Algo está mal en mí. Sí, definitivamente algo está mal en mí.

Estaba mirando la nada cuando mi celular sonó anunciando una llamada de Nico.

Llamada telefónica

Peter:Decime Nico

Nico:¡Boludo! ¿Por qué faltaste al colegio? Mira que la muñeca también faltó... –hizo una pausa– Un momento... ¡¿Ya te la cogiste?! –abrí mis ojos como platos– ¡Claro! Por eso los dos faltaron hoy... Sos mi idolo boludo

Peter:No, no y no –negué– No seas idiota Nicolás. Es solo que ocurrió un accidente y estoy en el hospital con ella

Nico quedó unos minutos en silencio y yo ya sabía que iba a decir. 

Nico:No puede ser –rodé lo ojos– ¡Te enamorastes Peter! –dijo y comenzó a reírse–

Peter:¡¿Acaso estás loco? –pregunté alarmado– ¿Cómo se te ocurre eso? Solo estoy aca para acumular puntos

Nico:¿Estás seguro? –preguntó divertido–

Peter:Claro que si pelotudo –dije algo molesto–

Nico:Entonces mi abuela, que en paz descanse es virgen ¿verdad? –preguntó divertido–

Peter:Oh vamos Nico, sabes que yo no me enamoro

Nico:Peter no seas idiota. Soy tu mejor amigo y te conozco demasiado bien –hizo una pausa– Y vos no te quedas en un hospital por una mina desde... vos sabes, desde lo de Mar –solté un suspiro–

Peter:No metas a Mar en esto –dije mientras colgaba la llamada–

Fin de la llamada telefónica

Nico tenía razón. Nunca me había preocupado por una mina, no desde lo de Mar.

Estuve en la cafetería unos minutos y repasé lo sucedido. Estaba demasiado preocupado por ella. ¿Por qué? Eso no era normal en mí. Nunca me había preocupado tanto por una chica. 

¡Mierda!  

¿Por qué no me di cuenta antes? 

Siempre me ha gustado. Desde que me mostró que era diferente. Desde que la besé. Desde que simplemente la miré a los ojos ese día en el gimnasio, me di cuenta que no era la chica ruda que aparentaba ser. Ella sólo tenía una armadura. Una maldita armadura para protegerse.

Y pensar que yo estuve a punto de hacerle más daño con esa maldita apuesta...



¡AL FIN LO AFIRMÓ! Afirmó que le gusta Lali! Ahí te queremos ver Peter jajajaja! Gracias por los 10 comentarios anteriores, y bienvenida a la nueva lectora..!

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