martes, 7 de abril de 2015
26° ENAMORADA DEL CHICO "MALO" ❤
CAPITULO 26:
Los días se sucedieron con relativa tranquilidad. Peter y yo convertíamos cada pequeña disputa en verdaderas batallas campales. No obstante, creo que solo era nuestra particular forma de lidiar con la intensidad de lo que sentíamos el uno por el otro. Nos llevábamos al límite, nos apasionábamos a cada paso que dábamos, con cada palabra. Pero lo hacíamos juntos. Euge asistía maravillada al cambio que se había operado en su primo. De manera paulatina había dejado de gruñir despotricar a todas horas. No era que se hubiera convertido en un angelito, Peter nunca sería la clase de tío que pone buena cara o derrocha amabilidad con cualquiera, pero se podría decir que el dragón de su interior procuraba templar sus ánimos y no escupir fuego por la boca día y noche.
El fin de semana antes de las vacaciones de navidad quedamos en celebrar una fiesta en casa, dado que Euge pasaría las fiestas en Londres con sus padres y Agus y Cande tenían planeada una escapada a cariló en honor a sus tortuosos comienzos. La idea era cenar con un grupo reducido de amigos, ya que luego debíamos ir a trabajar, pero la cosa se nos fue un poco de las manos y al final el espíritu navideño de Euge se desbordó e invitó a media facultad.
Peter:Mierda, Euge –protestó por enésima vez– ¿Querés explicarme que vas hacer para echar a todo el mundo luego? Te recuerdo que laburamos los tres
Mi amiga desechó la pregunta con un gesto de la mano, tal y como había hecho las veces anteriores, y continuó sacando latas de cerveza, sidra y botellas de alcohol de las bolsas. Parecía que la pequeña reunión entre amigos había pasado a ser un macrobotellón.
Lali:Te pasaste un poco, ¿no? –comenté, al ver que la relación comida-bebida estaba bastante descompensada–
Euge:Vos no viste cómo tragan los biólogos. Mejor pecar de exceso que quedarse corta
Lali:La cuestión es pecar –me reí–
Bailoteó de un lado a otro del piso, apartando muebles y dejándolo todo listo para la tarde. A ese ritmo llegaríamos todos borrachos al Marlon y le daríamos al dueño más motivos aún para ponernos de patitas en la calle.
Confié en que Agus y Peter se mantuvieran sobrios, porque el resto ya nos habíamos dejado contagiar del entusiasmo de Euge. Puesto que se trataba de una cena temprana muy temprana a las cinco de la tarde comenzaron a llegar los primeros invitados. Pronto el salón estuvo atestado de gente con ganas de fiesta y sed, mucha sed. Tuve que darle la razón a mi amiga: sí que era verdad que bebían sin control.
Lali:Deja de refunfuñar
Peter se había atrincherado en un rincón de la sala y observaba a los asistentes con su mejor expresión de perro rabioso. Me colgué de su cuello, sonriendo ante su gesto contrariado. Él aprovechó para rodearme la cintura con los brazos y esconder la cara en el hueco de mi cuello. Su boca dejó un rastro de besos sobre mi piel mientras sus manos se deslizaban hasta mi trasero.
Peter:No me gusta tener que compartir tu atención con esta panda de boludos –se quejó– y si Kike no deja de mirarte la cola voy a tener que empezar a cumplir amenazas
Compartía grupo de laboratorio con Kike y, aunque era bastante simpático, nunca había notado que se interesara por mí. Es más, desde que se corrió la voz de que Peter y yo estábamos saliendo, un par de compañeros que tonteaban conmigo dejaron de hacerlo de inmediato.
Fruncí el ceño y esta vez fui yo la que puso cara de pocos amigos.
Lali:Dime que no has ido por ahí amenazando a la gente para que se
mantenga apartada de mí
Me apretó contra su pecho, inmovilizando mis brazos y, aunque trató de ocultarlo, vi la sombra de una sonrisa maliciosa asomar a sus labios.
Peter:No –negó él, pero seguía conteniendo la risa– Solo a los pendejos
Lali:¡Serás cabrón! –le dije, entre asombrada y rabiosa por su osadía–
No pudo aguantar más y su cuerpo se convulsionó al ritmo de sus carcajadas.
Peter:Solo quería asegurarme de que preferían conservar intactos sus huesos
antes que ligar con mi novia –dijo divertido por mi reacción–
Le lancé una mirada asesina.
Lali:No tiene gracia. ¡Los has acojonado!
Conseguí liberar una mano y le aparté la cara de la mía. No pensaba dejar que me besara. Esa era la mejor táctica de Peter para hacerme aflojar. Solía terminar con él regalándome un orgasmo o varios y yo sonriendo de forma estúpida. Dios, qué débil era.
Peter:¡Ey! No hagas eso. ¿Acaso ves a alguna mina rondándome? –se defendió–
Evitó mis intentos de interponer entre nosotros distancia suficiente para no sucumbir a la tentación y me robó un beso.
Peter:En mi vida no ha habido nadie como vos, La, y no voy a permitir que conozcas a otro y te des cuenta de que no merece la pena aguantarme
Al menos era sincero. Excesivamente dramático, pero sincero. Lo peor era que yo sabía que lo decía en serio.
Peter:No voy a correr riesgos –concluyó, convencido de sus razones–
Lali:No tienes que ir intimidando a nadie, Peter. Me gusta lo que tenemos. Es una locura, y la mitad de los días te abofetearía por ser tan cabezota, pero me gusta quién eres. Me gustas tú
Acallé el «te quiero» que ascendía por mi garganta. La desmesurada atracción inicial que había entre Peter y yo se había transformado en mucho más. A pesar del poco tiempo que llevábamos juntos, todo lo que tuviera que ver con nosotros parecía magnificarse en relación a otras parejas.
Buscó de nuevo mi boca y esta vez se lo permití. Acarició mi lengua con la suya, deleitándose en cada movimiento. Cuando hice ademán de retirarme dejó escapar un gruñido ronco para mostrar su disconformidad al respecto. Me olvidé de que a nuestras espaldas estaba teniendo lugar una celebración y mordisqueé su labio inferior, sabedora de que ese gesto lo ponía a cien. Lo único que consiguió que Peter se apartara de su rincón fue una canción: Crazy, de Aerosmith; la misma que ambos habíamos bailado por primera vez sobre la barra del Marlon. Y, como en aquella ocasión, nos reunimos en el centro del salón y jugamos a provocarnos el uno al otro.
Euge apareció a mitad de la canción con las mejillas encendidas y expresión risueña.
Euge:¡Está acá! ¡Está acá! –exclamó, dando saltitos a nuestro alrededor–
Laliter:¿Quién? –la urgimos a explicarse Peter y yo al unísono–
Euge:¡Nico! No sé quién lo ha invitado ni cómo ni por qué, pero le acabo de ver entrar por la puerta y ahora está hablando con Agus allá –dijo, señalando un punto entre la marea de estudiantes–
¿Cómo era posible que nuestro salón diera para albergar tal cantidad de gente? Me puse de puntillas para dar con ellos y Euge me tiró del brazo.
Euge:Dejá de mirar, doña discreta. ¿Cómo se enteró que había joda? ¿Sabrá que esta es mi casa? ¿Que estoy acá? ¿Habrá venido por mí? –formuló las preguntas como si fueran una sola, sin pararse a respirar. Parecía que le fuera a dar un ataque, o puede que ya le estuviera dando–
Peter:Fui yo
Mi amiga y yo nos volvimos a la vez en dirección a Peter.
Lali:No conocía esta faceta tuya de casamentero –me burlé, porque era obvia la razón que lo había llevado a traer a Nico a la fiesta–
Peter:Lo que sea para que deje de quejarse a todas horas –contestó él, recordando las horas que Euge pasaba debatiéndose entre llamar o no llamar–
Sus charlas en torno al tema eran interminables. Su prima le regaló una colleja, pero en sus ojos brillaba el
agradecimiento.
Peter:Y ahora ve
La empujó en su dirección, no supe bien si para alentarla o para deshacerse de ella. Toda mi atención retornó a Peter cuando Euge decidió armarse de valor e ir en busca de Nico.
Lali:Eso ha sido todo un detalle por tu parte, pitufo gruñón –comenté complacida–
Por mucho que renegara de ella, Peter adoraba a su prima.
Peter:Espero no tener que arrepentirme –dijo, mientras seguía atentamente a Euge con la mirada–
Me planté delante de él, por si sentía la necesidad de ir a comprobar las intenciones de Nico, y lo tomé de las manos.
Peter:Vamos, cupido. Déjalos que encuentren su propio camino y ven a
bailar con tu novia
Nos unimos a nuestros compañeros y nos dejamos llevar por la música. Peter se movía al compás que dictaban mis caderas, con la mejilla apoyada contra mi sien y una de sus manos deslizándose arriba y abajo entre mis omóplatos. Daba igual que estuviéramos en mitad de una marabunta de estudiantes medio borrachos y que no dejara de llegar más y más gente.
Unos molestos toquecitos en el hombro me obligaron a abandonar la burbuja de calma en la que me encontraba. Peter volvió a gruñir y yo me giré riendo. La sonrisa se me congeló en la cara en cuanto me di cuenta de que no era ninguno de mis amigos el que se había atrevido a interrumpirnos.
Lali:¿Qué demonios haces tú aquí?
El grito estrangulado que brotó de mi boca alertó a Peter de que algo no iba bien y se situó a mi lado, agarrándome por la cintura en un ademán tan protector como posesivo.
Frente a mí se encontraba Benjamín, al que no había visto desde hacía meses. Me percaté de que llevaba varias semanas sin acordarme de él y del suplicio por el que me había hecho pasar. Peter había ido borrando sus huellas sin que yo misma fuera consciente de ello.
Benjamín:La puerta estaba abierta –contestó con hastío, como quien responde a preguntas estúpidas–
Qué poco le había echado de menos.
Lali:Sabes a lo que me refiero
Benjamín:Quería ver qué tal estabas –comentó, dándole un repaso a Peter con la
mirada–
Sujeté de inmediato la mano de este, que ya se había adelantado ligeramente en su dirección. Si no manejaba la situación con delicadeza acabarían enzarzados en una pelea. Peter lo mataría si supiera la mitad de la historia que teníamos en común y a Benjamín no le hacían falta motivos para mostrar su carácter violento.
Peter:¿Y vos quién mierda sos? –le dijo, pero ni siquiera esperó a que el aludido se presentara– ¿Quién es este nabo, L?
Eso no había sido muy delicado que dijéramos. Imprimí todas mis fuerzas para conseguir que apartara la vista de él y me prestara atención.
Lali:¿Puedes darnos un minuto?
Peter;No hasta que sepa quién es –contestó cruzándose de brazos–
Ahora sí que iba a empezar a echar fuego por la boca, porque ya lo echaba por los
ojos. Me estiré para darle un beso en la comisura de los labios y susurrarle al
oído: Confía en mí, te lo explicaré luego. Un minuto. Es todo lo que necesito.
«Para sacarlo definitivamente de mi vida», pensé, pero preferí ahorrarme ese detalle.
Accedió a regañadientes y regresó al rincón del que tanto me había costado sacarle, no sin antes dedicarle a mi ex una mirada de advertencia. Suspiré aliviada por haber evitado el desastre, al menos de forma temporal. Solo restaba sacar a Benjamín de allí lo más rápido posible. Me importaba de poco a nada lo que tuviera que decirme.
Uuuuuuy como se va a poneer eeso!!
Hasta mañana chiicaaas!!! ❤
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Wow esto se pone cada vez mejor, amo tu nove!
ResponderEliminarWow qe loco jajajjajaj
ResponderEliminarMe encanto
ResponderEliminarQue querra el hij* ** **** de benja ahora
MaAaasssssss
+++++++++++++
ResponderEliminarMassssss :)
ResponderEliminarMagnifico capitulo, quiero mas y odio a Benjamin!
ResponderEliminarMas!! como sabe benja donde lali vive???
ResponderEliminarChica mala!!!
ResponderEliminarSube otro cap,k quiero leer como le patean el culo ,Peter y Lali ,al mono
Chica mala!!!
ResponderEliminarSube otro cap,k quiero leer como le patean el culo ,Peter y Lali ,al mono
Maasssss
ResponderEliminaresta chevere tu nove sube mas valee
ResponderEliminarChua benjamin, fuera de aqui, fuera de su vida! Ah jajaja massss
ResponderEliminarsurisameilumina.blogspot.com
Nose xq creo q va a haber problemas
ResponderEliminarMàs!! Yo soy una nueva lectora !! Me llamo Alesssia y te escribo desde Italia!!
ResponderEliminarSigue por favor, plis que benja no sr meta en la relación laliter, y que lali termine todo lo relacionado con el, sube más capítulo por favor
ResponderEliminarSubí más nove la acabo de leer todos los capítulos que llevas y me encanta subí más porfis : D
ResponderEliminarVL