miércoles, 25 de febrero de 2015

34° BAJO NUESTRA PIEL ❤



   CAPITULO 34:   5/7


Cuenta Peter

Normalmente pasaba la Navidad borracho en una estación de esquí con cualquier chica con la que estuviera saliendo en ese momento y algunos amigos. Era mi sitio al que ir para las fiestas. Al crecer, mi mamá no decoraba un árbol o horneaba galletas. Sólo había visto ese tipo de cosas en televisión.

El olor de árboles de pino, manzana con canela, y galletas llenaba nuestra casa. El árbol de Navidad más ridículamente grande que pude encontrar en Rosemary cubría nuestra sala de estar, y estaba decorado con adornos de colores brillantes y luces parpadeantes. Teníamos vivas guirnaldas y bayas en nuestra repisa de la chimenea y tres calcetines con monogramas de la letra L colgados en ella. Dos grandes coronas de flores con lazos de terciopelo rojo decoraban nuestra puerta principal y la casa estaba llena de villancicos mientras sonaban a través del sistema de sonido.

Lali había encontrado una estación de Navidad en la radio satélite y me amenazaba si la tocaba. Regalos con papeles de colores vivos y lazos brillantes estaban amontonados bajo nuestro árbol y no podía sacarme de encima a mis amigos.
Estaban siempre aquí. Comiéndose los dulces que Lali seguía haciendo y bebiendo la sidra de manzana que nunca dejaba que se acabara. Era como si Santa Claus hubiera vomitado en nuestra casa. Hace un año, esto hubiera sonado como el infierno para mí. Ahora, no podía imaginar hacer nunca la Navidad de cualquier otra manera. Esta era la Navidad hecha al modo de Lali y me gustaba. No, jodidamente me encantaba. Ella cantaba fuera de tono los villancicos mientras sacaba galletas del horno y rodaba esas bolas de mantequilla de maní en azúcar en polvo mientras yo esperaba que pusiera uno en mi boca.

Así iba ser como mis hijos crecerían, creyendo que la Navidad era todo esto, y me encantaba. Acurrucarme en el sofá viendo películas navideñas, tomar chocolate caliente mientras ponía mi mano en el estómago de Lali y disfrutaba sintiendo a mi chico patear. Esto era algo que el dinero no podía comprar. No este
tipo de felicidad.

Lali:¿Crees que veremos a tu papá antes de Navidad? –preguntó entrando a la sala de estar donde estaba disfrutando del árbol mientras la escuchaba cantar  “We Wish You a Merry Christmas”–

Peter:Lo dudo. Se acaba de ir la semana pasada –le recordé–

Frunció el ceño y luego asintió.

Lali:Está bien. Supongo que tenemos que
enviar su regalo, entonces. Tengo algo que enviarle a Rocio también. Esperaba que me ayudaras a pensar en algo para tu mamá y Mery. No sé qué comprarles. Nunca he pasado tiempo con ellas.

¿Mi madre y Mery? ¿Le había comprado a mi papá un regalo? ¿Y a Rocio? Demonios. Todo lo que yo había hecho era comprar cosas para ella y el bebé. No había pensado comprarle algo a alguien más.

Peter:Eh, si, em, supongo. Pero ellas no estarán esperando nada. Nosotros en
realidad no intercambiamos regalos. No es realmente una fiesta que celebremos como una familia

El rostro de Lali cayó y me miró con ojos tristes. No me gustaba verla triste. Me gustaba el canto fuera de tono y feliz que había estado haciendo minutos antes.

Lali:Pero es Navidad. Le compras cosas a la gente que quieres en Navidad. No tiene que ser mucho. Sólo algo. Es divertido dar cosas

Si quería darle a mi malvada madre y a mi hermana algo, entonces, jodidamente iría a comprarles lo que demonios ella quisiera que les comprara y se los enviaríamos con una sonrisa.

Peter:Está bien, nena. Les encontraré algo y
podemos enviarlos con las otras cosas

Eso pareció calmarla y asintió

Lali:Oh, bueno. Está bien –empezó a dar la
vuelta y se detuvo– También tengo algo para Raúl. Tenemos que enviarlo por correo cuando enviemos las otras cosas a L.A

No pude evitar reír. Le había comprado algo a Raúl. Todos iban a pensar que me había vuelto loco cuando recibieran paquetes de mi parte

Peter:Raúl también. Ok lo tengo –contesté–

Lo único bueno de las compras interminables de Lali era que eso me
daba tiempo para prepararle su sorpresa. Ella no paraba de decir que después de
Navidad necesitábamos pensar en el cuarto del bebé. Me mantenía en acuerdo con ella. Pero también mantenía la última habitación de la izquierda, la que tenía
la vista que a ella le encantaba, cerrada con llave.



Quinto capitulo! Para él próximo van a tener que esperar un toque más de tiempo...!

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