lunes, 23 de marzo de 2015
15° ENAMORADA DEL CHICO "MALO" ❤
CAPITULO 15:
Xxx:Le han cogido cariño a lo de subirse a la barra, ¿no? –se rio Cande, al final de la noche–
Agus y ella habían reaparecido poco antes de cerrar. Según me había contado David, esa misma semana había sido su primer aniversario y Agus le había preparado una romántica velada para celebrarlo. Por eso se habían escabullido durante horas.
Agus:Me han comentado que Maxi se fue de acá bastante enojado. Tony dice que le vio tirar las llaves contra el coche y que se cargó el cristal –nos informó–
Lali:Se lo merecía –afirmé, contenta con el resultado de mi plan–
Lo mejor de todo era que Euge se había marchado con Nico hacía un momento. Iba a llevarla a casa
Agus:Un día me meteran en un lío con el dueño –dijo, aunque se le veía tan complacido como a mí– ¿Pueden cerrar ustedes?
David se puso la chaqueta y solo le faltó correr hacia la puerta para dejar claro que no iba a pringar de nuevo. Yo asentí. Imaginé que Cande y él estarían deseando terminar su noche juntos. Ya había acabado de hacer caja, así que recogió el dinero y me lanzó las llaves.
Agus:Te debo una –dijo abrazándose a Cande–
No podía decir que no albergara algo de envidia por la relación que mantenían. Les había visto discutir con tanta pasión como la que empleaban para besarse. Agus adoraba a Cande de una forma visceral y anteponía todo lo que tenía que ver con ella a sus propias necesidades. A ella le pasaba lo mismo. Y aun así chocaban continuamente, pero eso en vez de distanciarlos los unía más.
Coloqué la última tanda de vasos sucios en el lavavajillas, lo puse en marcha y me senté sobre uno de los frigoríficos a esperar a que hiciera su trabajo. Mis ojos tropezaron con Peter, que reponía las cervezas y refrescos con movimientos mecánicos. Como si hubiera notado que lo estaba observando, alzó la vista y sonrió. Había estado demasiado callado durante la última parte de la noche, e incluso tuve que admitir que había echado de menos sus comentarios sarcásticos y sus pullas. No conseguía acostumbrarme a sus idas y venidas. Me volvía loca no saber cómo se comportaría la siguiente vez que se acercara a mí.
Peter:¿Qué tal la experiencia de estar fuera de casa por ahora? –me preguntó, mientras seguía colocando las latas–
Lali:Bien, supongo. Es… diferente estar aquí, pero a la vez es igual
Peter:No parece que sea lo que esperabas –respondió, alzando las cejas para animarme a continuar–
No sabía muy bien lo que esperaba, o tal vez sí. Un cambio radical, algo milagroso quizás. Pero debería haber sabido que no se puede huir de lo que eres, y que si quieres que las cosas sean distintas, tienes que empezar por cambiar tu forma de verlas y enfrentarte a ellas.
Terminó lo que estaba haciendo y vino a sentarse a mi lado. Pero antes de acomodarse, se levantó y fue hasta el ordenador portátil. Eligió una canción y, Stranger, de Secondhand Serenade inundó el local, dándome la oportunidad perfecta para cambiar de tema.
Lali:Te gusta mucho este grupo, ¿no? –pregunté, antes de darme cuenta de
que se suponía que yo no debería estar al tanto de lo que él escuchaba en su dormitorio–
Peter:No está mal, pero mi preferido es The Rasmus –admitió, y ladeó la cabeza para mirarme– Este tiene buenas letras
Presté atención al estribillo y el pulso se me aceleró al oír al cantante repetir How beatiful you are una y otra vez.
Con Peter todo tenía al menos dos lecturas. A pesar de parecer tan impulsivo me daba la sensación de que no hacía nada sin meditarlo antes, y que elegía con extremo cuidado las palabras que salían por su boca. Apreté los dedos contra el aluminio del refrigerador con tanta fuerza que los nudillos se me pusieron blancos. Cuando creía que explotaría y me lanzaría sobre su boca él me pasó una cerveza helada. La acepté y me bebí la mitad sin respirar. Tenía serías dudas sobre mi capacidad para seguir manteniendo mi pose de indiferencia en lo referente a Peter. No solo porque cuando lo tenía cerca todo en lo que podía pensar era en sus labios deslizándose por mi piel, sino porque empezaba a creer que compararlo con Benjamín solo había sido una excusa para mantenerlo alejado de mí.
Tenía miedo, más incluso del que había sido capaz de admitir delante de Euge. Miedo de lo que pudiera pasar entre nosotros, de los sentimientos que Peter pudiera desencadenar en mí y, sobre todo, miedo de volver a repetir los errores del pasado. Sin embargo, me sentía cómoda a su lado.
Lo único que hacíamos era compartir una cerveza sentados sobre un refrigerador en un bar de copas, mientras de fondo sonaba la música que él había elegido expresamente para ese momento de nuestras vidas. No deseaba estar en ningún otro lugar.
Peter:¿Tenes hambre? –dobló la rodilla y apoyó el pie sobre el aluminio–
Su costado hizo presión contra el mío.
Estaba más relajado de lo que lo había visto nunca, como si no necesitara más que una buena canción y la soledad para ser feliz. Puede que fuera así, aunque quería pensar que mi compañía también sumaba puntos a su extraña definición de felicidad.
Lali:Un poco –admití–
Él se puso en pie de un salto y fue en busca de su móvil.
Lali:Pero a estas horas no creo que encontremos nada abierto
Esbozó una sonrisa al más puro estilo: tranquila, nena, lo tengo todo controlado.
Peter:¿Qué tal una pizza? –sugirió, poniéndose el teléfono ya en la oreja–
La idea me hizo salivar. Emití un gemido de satisfacción al pensar en la esponjosa masa y el queso gratinado. Mi estómago rugió de forma audible y Peter soltó un risita mientras se alejaba para realizar el pedido.
Para cuando un chico de no más de dieciséis años golpeó la verja metálica del bar, yo ya había preparado una de las mesas para nuestra cena. Continuamos bebiendo cerveza, a pesar de que yo ya empezaba a notar los efectos del alcohol, y dimos buena cuenta de la pizza familiar hawaiana que Peter había encargado sabiendo que era la que yo siempre pedía.
Mientras comíamos charlamos de temas intrascendentes. Confesó que desde que trabajaba en el Marlon había sobornado a los pizzeros de un establecimiento que había a dos manzanas para que le trajeran la comida hasta el local, porque casi siempre era él el que se quedaba a cerrar, y en realidad no tenían servicio a domicilio. Pero les daba buenas propinas y los chicos nunca protestaban por el paseo. Hablamos de la facultad, de algunos profesores, de las ventajas de desplazarse en moto en una ciudad como Argentina e incluso de si yo echaba de menos mi casa.
Peter:¿Qué vas a hacer cuando termine tu beca? –me interrogó con naturalidad–
Busqué en sus ojos alguna señal de que le preocuparan las posibles respuestas. Ambos sabíamos que estaba allí de paso. A final de curso empaquetaría de nuevo mi vida en unas cuantas cajas y dos maletas y me marcharía por donde había venido. Solo esperaba que junto con el equipaje tuviera algunos buenos recuerdos que llevarme conmigo. Aunque, pensándolo bien, ya había atesorado unos cuantos, incluido ese.
Su expresión no dejaba entrever qué esperaba oír. Quizá fuera yo, de los dos, la que tuviera más interés en dar con la respuesta correcta. La verdad era que no tenía ni idea.
Lali:Volver a casa, supongo –comenté, encogiéndome de hombros, tratando de no darle importancia– Si apruebo las dos troncales y cuatro asignaturas optativas tendré suficientes créditos para licenciarme. Es pan comido
Él le dio un sorbo a su cerveza, aunque estaba prácticamente vacía, y miró alrededor, a todos lados menos a mí. Su inquietud resultó adorable. Nos quedaba aún un largo curso por delante, pero parecía que él ya valoraba lo que sucedería cuando sonase el timbre de la última clase.
Permanecimos varios minutos en silencio, acunados por el ritmo lento de la música. Del exterior no llegaba sonido alguno y, bajo la luz tenue de los focos que había dejado encendidos, el lugar se había convertido en algo casi mágico. Hubiera dado cualquier cosa por que Peter me dedicara una de sus sonrisas torcidas justo en ese momento.
Peter:Entonces tendré que emplearme a fondo –repuso y, como si pudiera leer en mí, las comisuras de su boca se elevaron–Tiene mucho que ver que decidas dejarme… dejarnos, marcharte… quiero decir… –balbuceó. Se pasó la mano por la nuca y amagó con beber de nuevo de la botella, hasta que se percató de que estaba vacía–
Me mordí el labio para esconder la sonrisa, lo que atrajo su atención sobre mi boca. Se puso en pie tan de repente que se golpeó la rodilla contra la mesa. Las cervezas cayeron tintineando al suelo y yo solté una carcajada, incapaz de reprimirla por más tiempo.
Lali:Juan Pedro –lo llamé–
No sé muy bien por qué elegí ese momento para darle a conocer que sabía su nombre real. Puede que se debiera a la satisfacción de haber conseguido eliminar una de las múltiples capas con las que se protegía del resto del mundo, y eso alentara a la parte de mí que se moría por invadir su intimidad de la misma manera en la que él transgredía mis defensas una y otra vez. Pero el resultado no podía haber sido más perturbador.
Peter:No me llames así –me contestó, y su voz retumbó en las paredes– No vuelvas a llamarme así jamás
Recogió los restos de la pizza sin tan siquiera mirarme, mientras yo apenas si me atrevía a respirar. Sus rasgos se habían endurecido. Tenía los músculos de la mandíbula apretados y una mueca de desprecio en la cara que nada tenía que ver con su aspecto segundos antes. Su transformación fue completa cuando se metió tras la barra y lanzó la caja que llevaba en la mano contra uno de los estantes con botellas. La mayoría se estrellaron contra las baldosas, rompiéndose en miles de pedazos. Suspiré.
Mi relación con él era como una carrera de obstáculos que nunca podría completar. Daba un paso adelante y retrocedíamos dos de forma inevitable.
Peter:¡Mierda! –exclamó, y se lio a patadas con los pocos envases que habían salido indemnes de la caída–
Lali:Peter –volví a llamarle, esta vez empleando su apodo– ¡Peter! ¡Para
de una vez!
Pasé mis brazos alrededor de su torso. Su pecho subía y bajaba con rapidez, y los temblores sacudían cada palmo de su cuerpo.
Lali:No volveré a llamarte así –le aseguré, porque no sabía qué más podía decir–
Hubiera podido rogarle que no me echara de su lado y que no se encerrara de nuevo porque, aunque en demasiadas ocasiones se comportaba como un capullo, quería creer que era la forma más sencilla de fingir que no le importaba nadie. Pero no dije nada.
Peter:No, no lo harás –me apartó de él y tomó las llaves del local–
Lali:No podemos dejar esto así. Agus nos matará
No parecía que me estuviera escuchando. Empujó la verja y se quedó mirándome, aunque creo que en realidad no me veía.
Peter:Te acompaño a casa. Luego volveré para limpiarlo –dijo, sin disimular su impaciencia–
La brusquedad de su reacción consiguió lo que no había logrado su demostración de rabia. Cogí mi bolso y avancé a grandes zancadas hacia la puerta, enfadada conmigo misma por permitir que me afectara su actitud. Nuestros hombros chocaron cuando me deslicé al exterior.
Lali:No necesito que me hagas de canguro, gracias –le dije resentida–
Enfilé la calle y comencé a andar sin saber muy bien a dónde me dirigía. Me daba igual. Solo quería alejarme de él antes de ceder a la necesidad de gritarle. Sabía que mi comportamiento no mejoraba en nada la situación, pero no había razón para que aguantara sus salidas de tono. ¡Ni siquiera estábamos saliendo! Y los amigos no te miraban como si quisieran asesinarte; no de verdad, al menos. Éramos compañeros de piso y punto.
La puerta metálica del bar chirrió y oí a Peter maldecir a mi espalda. Aceleré el paso.
Peter:No podés irte sola –me chilló, con un tono de voz más conciliador–
Lali:Mira cómo lo hago –respondí a gritos, sin volverme–
Al diablo con sus latigazos emocionales. También yo podía jugar a aquel juego.
Uuhh! ¿Que hará Peter? ¿Irá tras de ella? Con lo bien que iban las cosas...!
PD:Alazne Gamer.. gracias por el +1
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Maaaaaaasssss dale me re RE engancheee Subi otrrrrooooo bss
ResponderEliminarmasssssssssssssss :)
ResponderEliminarOtroo porfaaaa lo necesitooo!!
ResponderEliminarFrmd: Rebeca
Maratoooon Pooooor Favooooor!!
ResponderEliminarMuy bueno el cap,, Besos
Manu :)
Massss!!! Sube otro porfa!
ResponderEliminarOtroooo!!!
ResponderEliminarMasss
ResponderEliminarMass!!!
ResponderEliminarSubí otro por favor no me dejes ahí
ResponderEliminarcoriiii vas a subir otro??. quiero maaasss :)
ResponderEliminarmarta :)
Masmasmas yaaaaa!!!
ResponderEliminarMuy buena hace maratón
ResponderEliminarMuy buena hace maratón
ResponderEliminarPorque mierda no estas subiendo en este momento el otro????? Ehhhh?!? Explicacion razonable
ResponderEliminarBipolar el muchacho.
ResponderEliminarA mi me colma la paciencia, y le arreo un buen golpe.
Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas... =D
ResponderEliminarSigue por favor, ojalá las cosas entre ellos se arreglen
ResponderEliminarMassss!!!
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