miércoles, 11 de marzo de 2015

4° ENAMORADA DEL CHICO "MALO" ❤



   CAPITULO 4:


Lali:¡Peter, necesito entrar ya! –grité una vez más desde el pasillo–

Mi compañero de piso llevaba al menos una hora metido en el baño, para que luego digan que somos las mujeres las que tardamos una eternidad en estar listas para salir. Eran casi las nueve de la mañana y yo debería estar ya de camino hacia la facultad para encontrarme con el que sería mi orientador durante el tiempo que durara mi beca. Pero Peter se había atrincherado en el baño y parecía no tener prisa alguna por dejarlo libre. Estaba segura de que lo hacía a propósito.

Lali:¡Voy a llegar tarde, joder!

Tamborileé con los dedos sobre la madera, esperando que esta se abriera en cualquier momento. El ruido de la ducha cesó, pero tras varios minutos sin que Peter se molestara siquiera en contestarme mi paciencia se agotó.

Lali:A la mierda –farfullé, y giré el pomo, decidida a entrar y rezando por que al menos le hubiera dado tiempo de ponerse algo de ropa encima–

En cuanto entré mis ojos se toparon con el pecho desnudo de Peter. Estaba justo al lado de la piscina que teníamos por bañera, con el pelo chorreando y la piel cubierta de gotitas de agua. Y sí, completamente desnudo. A sus labios asomó una sonrisa prepotente y no hizo ademán alguno de taparse.

Peter:Me estaba duchando –comentó él sin dejar de sonreír, como si no fuera obvio– Si querías verme desnudo no tenías más que decirlo

Lali:Llego tarde –dije, con mucha menos convicción–

Peter:De haberlo sabido hubiera compartido la ducha con vos. Es grande – apuntó él, disfrutando de la situación–cabemos los dos

Las palabras se me atascaron en la garganta y a punto estuve de atragantarme con mi propia saliva. Todo lo que podía pensar era en que resultaba imposible que un tío tuviera ese cuerpo. Ni siquiera cuando percibí que se me calentaban las mejillas aparté la vista. Ya lo había visto el primer día en boxers, pero esto iba aun más allá, mucho más allá. Solo esperaba no estar babeando.

Intenté recomponerme para no darle material con el que seguir alimentando su ya de por sí desmesurado ego. Pero a quién iba a engañar, mis ojos iban y venían perfilando las marcadas líneas de la tableta de chocolate que tenía por abdomen.

«Ilegal, seguro que es ilegal estar tan bueno» 

Me repetía una voz en mi mente.

Peter se acercó un par de pasos y yo retrocedí hacia el lavabo en un acto reflejo. Ni que decir tiene que estaba muy bien dotado. ¡Santo Dios! ¡Me lo estaba comiendo con los ojos sin ningún tipo de pudor! Me obligué a concentrarme en el verde de su mirada, que tampoco desmerecía el resto del conjunto. En el último momento fueron sus labios los que reclamaron mi atención y me descubrí imaginando cómo sería besarle. Cuando quise darme cuenta estaba sonriendo como una imbécil. Avanzó hasta quedar tan cerca de mí que su aliento me acarició la mejilla y el borde del lavabo se me clavó en el trasero, sin darme otra opción que aguantar el tipo o salir huyendo de la habitación como una chiquilla. Tragué con dificultad.

Peter:¿Ves algo que te guste, L? –se burló él–

Lali:¿L? –pregunté, frunciendo el ceño y liberándome al fin de su cautivadora mirada–

Peter:Yo sería P, y vos L. P y L. En realidad es perfecto –dijo él, sofocando una carcajada– Aunque creo que vos y yo podríamos alcanzar muchos más grados que el whisky

Alzó las cejas varias veces de forma insinuante. Definitivamente el ego no le cabía en el cuerpo.

Lali:No es para tanto –mentí, porque en realidad sí que lo era. Pero antes muerta que admitir que estaba luchando por mantener las manos apartadas de su piel mojada–

Peter:Tu expresión dice lo contrario

Con una lentitud exasperante se inclinó hacia mí y sus labios rozaron mi cuello. Me estremecí. Creo que incluso se me encogieron los dedos de los pies. Hubiera sido un buen momento para decir algo sarcástico, cualquier cosa que le bajara un poco los humos, pero mi mente había dejado de funcionar con coherencia varios minutos atrás.

Peter alargó la mano y tomó algo que había a mi espalda. Euge apareció en la entrada segundos antes de que él se enrollara una toalla en torno a la cintura.

Euge:Mierda, Peter –protestó ella, tapándose los ojos con una mano– creo que acabo de quedarme ciega

Peter:Suelo causar ese efecto –replicó él–

Sacaba tanto pecho que parecía un pavo real. Me dedicó una sonrisa torcida antes de darse media vuelta y salir del baño. El aire a mi alrededor se enfrió en cuanto se alejó por el pasillo, aunque yo continué bastante acalorada varios minutos más.

Euge:No sé si quiero preguntar –comentó, ya que no parecía nada afectada por la escenita–

Lali:Ni lo intentes

Euge:Ya, ya me parecía –contestó riendo entre dientes– Maxi está abajo esperando con el coche, ¿queres que te llevemos?

Negué con la cabeza mientras me cepillaba los dientes a toda prisa.

Lali:Estoy segura de que tardaré menos en metro

Miré el reloj y se me escapó un gemido de disgusto. Era imposible que llegara a tiempo a la cita con el orientador.

Peter:Ya la llevo yo

Giré la cabeza y me encontré de nuevo a Peter ya vestido. Lo cual, para qué negarlo, supuso una gran desilusión. En apenas unos minutos se había enfundado unos vaqueros negros y la cazadora con las franjas de color rojo en la manga que usaba cuando iba en moto, bajo la cual asomaba un jersey de color azul oscuro. Varios mechones de pelo, aún húmedos, le caían sobre la frente.

Peter:Vamos, L –añadió, y me tendió un casco– ¿No querrás llegar tarde?

Tomé el casco, sin saber si aceptaba o no su oferta, y esbocé una sonrisa falsa.

Euge:¿L? –contestó. Se había apoyado en la pared del pasillo y nos miraba de forma alternativa, dispuesta a no perder detalle– Mola. PL, es como si dijeras P de Peter y L de Lanzani pero es Peter y Lali

Lali:Es Lali, no L –dije impaciente–

Peter:Creo que prefiero llamarte L. Es una señal, ¿no te parece?

Puse los ojos en blanco y resoplé.

Lali:Mejor ni me llames –le dije con animosidad–

Pero él hizo caso omiso y tiró de mí por el pasillo.

Peter:Vamos, L. Te llevo a la facultad y luego voy a permitirte que me invites a desayunar

Lali:Cuánta generosidad –alegué– Si dejo que me lleves es solo porque no quiero llegar tarde a mi cita

Abrió la puerta principal y me cedió el paso. No sabía si resultaba preocupante que se mostrara tan cortés o prefería al Peter huraño que me había recibido a mi llegada a Argentina.

Peter:Ya, claro. Y no tiene nada que ver con que vayas a aprovechar la excusa de la moto para agarrarte a mi escultural torso como si te fuera la vida en ello, y de paso meterme mano

Lali:Sigue soñando, Peter. Sigue soñando

Diez minutos más tarde me aferraba a la cintura de Peter con tanta fuerza que no estaba segura de si le permitía respirar con normalidad. Aunque siendo sincera me importaba poco si se asfixiaba. ¡Conducía como un auténtico loco! Sorteaba el denso tráfico de primera hora de la mañana zigzagueando entre los coches y creo que no había usado los frenos ni una sola vez en todo el trayecto.

Al tomar asiento tras él me había indicado que metiera las manos bajo la chaqueta para no entorpecer sus movimientos. Yo me había reído en su cara, argumentando que no pensaba tocarle ni con un palo. Él respondió encogiendo los hombros, aunque el brillo malicioso de sus ojos tenía que haberme advertido de sus intenciones. Di las gracias en silencio por que el casco y el rugido del motor acallaran los gritos que se me escapaban cada vez que pasábamos demasiado deprisa junto a algún vehículo. Ni que decir tiene que a esas alturas tenía las manos bajo la cazadora y las uñas clavadas en su firme estómago.

Lali:¡Gilipollas! –lo ataqué en cuanto nos detuvimos frente a la facultad de Biología–

Apunté a su cabeza y le lancé el casco con rabia, pero lo atrapó sin problemas y lo colgó del manillar. Un grupo de alumnos se detuvo en la entrada para observarnos. Él se limitó a quitarse su propio casco y dar varios golpecitos a la esfera de su reloj con aire satisfecho.

Peter:Te espero acá. Me debes un desayuno

Lali:Vete a la mierda, Peter –le grité, encaminándome a la puerta, sin
importarme las miradas curiosas de los que serían mis compañeros de estudios durante los siguiente meses–

Peter:No voy a ir a ningún lado hasta que llenes mi estómago, L –replicó él, también gritando– Aunque si preferís que cogamos… ¿o como se dice allá en España? ¿Quieres que echemos un polvo? –dijo riéndose–

Me giré y lo fulminé con la mirada, furiosa por el descaro de su impertinencia. Me debatí entre correr hacia él y cruzarle la cara o ignorarlo y reservarme la venganza para más tarde. Al final pudo más mi responsabilidad y le di la espalda apretando los dientes. Ya me vengaría, y no iba a ser agradable.



Hoolaa! Hoy les regalo otro capítulo de más que ayer me lo pidieron por el grupo de whatsapp ;)

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PD:En wattpad si subo los mismos días que aquí,  los subo al mismo tiempo!! 

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