miércoles, 18 de marzo de 2015

9° ENAMORADA DEL CHICO "MALO" ❤



   CAPITULO 9:


Asumí que tal vez hubiera pensado en ello una o dos veces justo cuando Peter separó mis rodillas para colocarse entre mis piernas. Me separé de él para tomar aire y caí en la cuenta de que la ansiedad se había esfumado con tanta rapidez como había aparecido. Ambos jadeábamos, pero era más probable que se debiera al hecho de que habíamos pasado de besarnos a devorarnos. Sus manos descendieron por mis costados hasta llegar a mis caderas, tan despacio que la piel comenzó a arder bajo sus palmas. Tiró de mí y me situó en el borde de la caja. Busqué su mirada y tuve que morderme el labio para no gemir al ver cómo el deseo se acumulaba en ella. Con las pupilas dilatadas por completo y el verde de sus iris oscureciéndose, sus ojos se asemejaban a una tempestad que asolaría cuanto encontrara a su paso. Es decir, a mí.

Permanecimos observándonos durante unos instantes y me dio la impresión de que ambos valorábamos cuánto sufrimiento nos costaría si nos dejábamos arrastrar por el torbellino ansioso en el que nos habíamos
convertido. No había hecho voto de castidad, al menos no de manera firme, y sabía que un rollo de una noche era algo que podía asumir. Pero no con Peter, a él
tendría que cruzármelo todos los días en casa y no tenía sentido plantearme nada más serio con alguien que perdía los nervios con tanta facilidad. Eso era precisamente de lo que había acabado huyendo. Pero cuando se cernió sobre mí y me besó de nuevo, todas las dudas
desaparecieron sepultadas por el mismo frenesí con el que él mordisqueaba mi labio inferior. Rodeé su cintura con mis piernas y mis manos se colaron bajo su camiseta. Peter gimió en mi boca al percibir mis uñas clavarse en su espalda.

Lali:Esto no puede salir bien –admití en un ronco susurro–

La confesión no pareció desanimarlo. Deslizó los labios por mi mandíbula y prosiguió besando y lamiendo la curva de mi cuello, consiguiendo que me estremeciera. El rastro abrasador que dejaba a su paso se incrementó cuando su mano apresó uno de mis pechos. La puerta chirrió y Peter se separó de mí de un salto, como si el fuego  de mi interior fuera real y temiera que las llamas lo consumieran.

Euge nos miró alternativamente con los ojos entornados y una expresión confusa en el rostro.

Euge:¡Oh!

Exclamó tras unos segundo y enseguida supe que se hacía una idea bastante aproximada de lo que acababa de interrumpir. No quería imaginar las preguntas con las que me acosaría una vez que nos quedáramos a solas.

Euge:Puedo fingir que no los encontré. Si quieren… –añadió con voz sugerente, convirtiendo la escena en algo todavía más embarazoso–

Me bajé del montón de cajas y me sacudí las manos, más por nerviosismo que porque las tuviera sucias. Todavía me hormigueaban por el contacto con la piel de Peter. Era como si no hubiera dejado de acariciarlo.

Él tomó un par de botellas de ron y abandonó el almacén a grandes zancadas y sin mirar atrás. Diría que tenía casi más prisa por salir de allí que yo, que me había quedado clavada en el sitio bajo la mirada escrutadora de Eugenia.

Euge;¿Querés hablar de esto? –me preguntó– No puedo decir que no me lo esperaba, pero después de ver cómo se lanzaban puñales con los ojos durante toda la noche no pensé que… bueno… ya sabes. Que se fueran a…

Hice un gesto con la mano para detener su diatriba antes de que dijera en voz alta lo que ya sabía. Y es que parecía que, mientras nadie comentara nada al respecto, tal vez podíamos olvidarnos de lo que había sucedido. Todos menos yo, que no me creía capaz de eliminar el sabor de Peter de mi boca ni el recuerdo de sus caricias de mi mente.

Lali:No ha pasado nada –dije, porque negarlo hacía que me sintiera mejor–

Rodeé a Euge y me dirigí al piso superior.
Aquello no era lo que había ido a buscar a Argentina. Quería vivir nuevas experiencias, aprender a manejarme por mí misma y no depender de nadie. Disfrutar de la libertad era todo cuanto deseaba. Lo último que necesitaba era un lío con un tío inestable que lo mismo me besaba como si fuera la chica más especial que hubiera conocido jamás, que me humillaba frente a sus propios amigos o me ignoraba por completo. No estaba preparada para iniciar una nueva relación, y cuando lo estuviera sería con alguien con el que no tuviera que andar sopesando cada palabra o cada decisión, o que hoy besara el suelo a mi paso y mañana me escupiera a la cara. 

Benjamín, mi exnovio, había sido el tío más inseguro y manipulador con el que me había topado en toda mi vida, y con él ya había cubierto el cupo de individuos volubles en mi historial amoroso. No
tropezaría de nuevo en esa piedra.

Xxx:¿Estás bien? –preguntó Agus en cuanto me colé detrás de la barra– Estás un poco pálida

Lali:Sí, no te preocupes. Solo estoy cansada

Agus asintió, pero continuó observándome y, por un momento, pensé que se percataría de que mentía. Repasó con la mirada el local y se centró en mí de nuevo.

Agus:Podés irte a casa si querés, haré que Peter baile esta noche. Las moteras me lo agradecerán –me guiñó un ojo, y estoy segura de que el calor que sentía en las mejillas eliminó mi palidez–

Lali:No me cabe la menor duda –farfullé por lo bajo– Estoy bien, puedo hacerlo

La idea de que las chicas que habían en el bar disfrutaran del contoneo de Peter, después de que nos hubiéramos estado besando, me revolvía las tripas. Me convencí de que lo hacía por no dejar tirado a Aguss, pero en el fondo sabía que aquella noche no lo quería sobre la barra, por muy irracional que resultara ese sentimiento.

Agus:¿Segura? –insistió él, frunciendo el ceño–

Puse los ojos en blanco y me fui directa hacia Peter, que ya se había apropiado otra vez del equipo de sonido. Disimulé el ligero temblor de mis manos y le imprimí seguridad a mis palabras. El resultado fue casi convincente.

Lali:Voy a subir, quiero que pinches algo en concreto –le pedí–

Me negaba a jugar a la ruleta rusa con las canciones, a saber qué tema elegía sabiendo que iba a ser para mí

Lali:Strong enough, de Cher

Esa canción se había convertido en la banda sonora de mi ruptura con Benjamín y siempre que la escuchaba, por muy mal que estuvieran las cosas, resultaba revitalizante, como un chute de energía directa a mis venas. Peter enarcó las cejas pero no dijo nada. Captara o no el mensaje implícito en la letra de la canción, actuó con normalidad. Rebuscó en varias carpetas hasta asegurarse de que tenía el tema y luego hizo un gesto de asentimiento.

Peter:Lo tengo –afirmó–

No sé si se refería al tema en cuestión o estaba leyendo entre líneas, pero lo añadió a la cola de reproducción

Peter:Es la siguiente, tenes un minuto para prepararte

Lali:No lo necesito –dije con arrogancia–

Me serví dos chupitos de tequila y me los bebí de un trago, obviando el proceso de la sal y el limón. El líquido me quemó la garganta al bajar hasta el estómago. No podía dejar de pensar en si estaba haciendo aquello para demostrarme algo a mí misma o a los demás. Y en caso de que así fuera, ¿el qué?

Aparté el pensamiento a un lado y salí de detrás del mostrador. Sentía la necesidad de hacer aquello a lo grande, como una declaración de intenciones en toda regla, así que me subí a una de las mesas que había en mitad del bar en vez de optar por lo convenido. Peter y Agus intercambiaron una mirada perpleja pero no hicieron nada por detenerme. Los clientes se arremolinaron en torno a mí, expectantes. 

En realidad estaba muerta de vergüenza, pero me decía que representaba el tipo de locura que nunca antes me hubiera atrevido a hacer. Y eso era justo lo que tenía intención de remediar.

Euge y Cande aplaudieron mi acción en cuanto la canción comenzó a sonar y yo empecé a moverme. Me sabía la letra de memoria, por lo que mientras bailaba mis labios articulaban cada palabra con fiereza. La adrenalina me empujó a buscar a Peter con la mirada y desgrané la canción, renglón a reglón, sin apartar la vista de sus ojos ni una sola vez. Y puede, solo puede, que acompasara el balanceo de mis caderas a los golpes de la batería de forma intencionada.

La expresión de su cara resultaba indescifrable. Ni siquiera estaba prestando atención al ordenador que tenía delante. Se mantuvo cruzado de brazos todo el tiempo. Solo esperaba no estar haciendo el ridículo. Aunque me daba igual. Entorné los ojos y me dejé llevar. Abracé el dolor, el rencor y la amargura que había acumulado durante los últimos años, y decidí que nunca volvería a sufrir por nadie. No merecía la pena.

El público se deshizo en aplausos y gritos mientras yo volvía a poner los pies en el suelo. Agus y David me dedicaron sendos silbidos de admiración desde donde estaban, y Cande y Euge corrieron junto a mí. Peter no se movió hasta que la ausencia de música le hizo reaccionar y tuvo que elegir un nuevo tema.

Euge:Quiero que me enseñes a bailar así –me chilló dando saltitos a mi alrededor– ¡Santo Dios! ¿La has visto, Cande?

Cande:No creo que su baile tuviera que ver nada con Dios –respondió también entusiasmada–

Estaba bañada en sudor y tenía la boca seca, pero me sentía tan bien que las abracé y exploté en carcajadas. Puede que al final encontrase la forma de tomar las riendas y ser feliz en mi nueva vida.


Siempreserélaliter2015.Blogspot.com

Quiero recomendar ese bloog! Acaba de empezar a escribir y tenemos que darle ánimos para que la continuee! 

¿Quieren otro capitulo mas? 

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