lunes, 30 de marzo de 2015

18° ENAMORADA DEL CHICO "MALO" ❤



   CAPITULO 18:   1/3



Desperté con una sonrisa en los labios y con los recuerdos de la noche anterior flotando tras mis párpados. Me dolía todo el cuerpo, partes de él que nunca pensé que pudieran dolerme. Pero incluso así la sensación de pesadez resultaba agradable. Me recordaba lo sucedido, los besos de Peter, sus caricias, las palabras que me había susurrado mientras hacíamos el amor e incluso el sonido de su risa, tan sincera y entregada que parecía pertenecer a otra persona.

Giré la cabeza y ahí estaba él, boca abajo y con el rostro vuelto hacia mí. Las persianas estaban bajadas casi por completo, pero había luz suficiente para que la curva de sus labios reclamara mi atención. Desvié la mirada de ellos, a pesar de que lo que más deseaba era inclinarme sobre su boca y volver a perderme en él. Su expresión era tan serena e inocente que merecía la pena renunciar a sus besos solo para tener la oportunidad de contemplarlo. Mis ojos dibujaron su figura desnuda. La manta apenas le cubría la mitad del cuerpo. Una de sus piernas colgaba por el borde del colchón y, mientras que con un brazo agarraba la almohada, el otro se anclaba con firmeza a mi cintura. Respondí a aquella sensual estampa esbozando lo que debió de ser una sonrisa bastante bobalicona.

Lo había hecho. Había apartado a un lado mis miedos y recelos. No sabía qué era lo que nos empujaba con tanta fuerza a uno en brazos del otro. No tenía claro nada de lo que sentía por él, salvo que me atraía de forma indecente. Y sin embargo, era feliz.

Hubiera podido quedarme encerrada en
aquella habitación para siempre. Solté un risita y tiré de la manta hacia un lado. Su trasero quedó al aire. Definitivamente los vaqueros que solía usar, por muy bien que le quedaran, no hacían justicia a aquella parte de su anatomía.

Su mano se clavó en mi cadera y al instante siguiente me tenía contra su pecho. Sus ojos brillaban y en torno a ellos se formaron pequeñas arruguitas cuando sonrió.

Peter:¿No tuviste suficiente con lo de anoche? –sonó divertido y mucho más despejado de lo que podría esperarse–

Lali:¿Cuánto tiempo llevas despierto?

Peter:Lo suficiente como para captar tu interés por mi trasero –contestó, con un tinte pretencioso pero a la vez juguetón–aunque entiendo que hace unas horas no le prestaras mucha atención. Estabas demasiado concentrada en gemir

Lali:No gemía –protesté, y lo empujé con ambas manos, fingiendo estar indignada–

Solo conseguí que me apretara más contra él.

Peter:Oh, sí, sí que gemías. Todo el tiempo

Estaba radiante. Y no era solo que estuviera presumiendo ante mí del maratón de sexo con el que nos habíamos deleitado. De repente era como si la parte de él que siempre estaba entre las sombras resplandeciera en ciertos puntos. Peter alargó el cuello para llegar hasta mi oído.

Peter:Resultaba encantador –susurró, y la piel de la nuca se me erizó–

No tuve opción a replicar. Unas pisadas resonaron fuera y alguien  entreabrió la puerta sin llamar. Me escondí tras Peter y me tapé con la manta hasta los ojos, rezando por que la oscuridad me diera refugio. No era que Euge no fuera a enterarse más tarde o más temprano, pero no estaba preparada para que me pillara desnuda en la cama de su primo.

Euge:Es más de mediodía, Peter. ¿Pensás salir en algún momento de la cama?

No me atreví a moverme.

Peter:En realidad, creo que me quedaré aquí todo el día

Oí la sonrisa escondida en su voz y me dieron ganas de pellizcarlo. Euge resopló. Era obvio que no se había dado cuenta de que estaba allí. Si así fuera estaría dando saltitos o gritando, o ambas cosas.

Euge:¿Sabes dónde está Lali? Su cama… bueno, está hecha. Debe de haber salido temprano

Capté el mensaje implícito en aquella afirmación. Euge no sabía si había pasado la noche fuera e intentaba abordar la cuestión con tacto frente a Peter.

Peter:Pasó la noche con alguien –le contestó él, y esta vez sí que le pellizqué el brazo– ¡Mierda! –se quejó–

Euge:¿Qué pasa?

Peter:Nada, es solo un calambre –mintió, pero su pecho temblaba conteniendo las carcajadas–

Iba a matarlo. Ahora mi amiga pensaría que me había enrollado con algún cliente del bar y tendría que contarle la verdad. Puede que eso fuera lo que buscaba.

Euge:¿Estás bien? –le preguntó preocupada–

Peter se tensó. No había previsto la respuesta de su prima al insinuar que yo me había liado con otro. Ella suspiró ante su silencio.

Euge:Sé cuánto gustás de ella, Peter. No tenes que fingir conmigo-

Peter:¿Podemos hablar luego? –preguntó algo inquieto–

A la vista de su cambio radical de actitud, él tampoco estaba listo para gritar a los cuatro vientos nuestra relación.

Euge:Esto no pasaría si no te comportaras como un tarado –prosiguió ella. Sonaba enfadada– Lali es una buena mina, pero has soltado todas tus mierdas sobre ella. Yo te hubiera dado una patada en el culo mucho antes

Peter:No sigas por ahí –le advirtió–

La advertencia no hizo caso en el ánimo de mi compañera de piso, que había adquirido un tono entre compungido y exasperado. Parecía como si no fuera la primera vez que discutían sobre su carácter.

Euge:Yo también la echo de menos, pero no podés seguir apartando a todo el mundo de vos…

Peter:Déjalo ya Eugenia. ¡Cerrá la puerta y andate!

Me encogí aún más bajo la colcha, debatiéndome entre seguir escondida o descubrir mi presencia, aunque no creía que esto último fuera lo que Peter
deseaba. Por suerte, escuché un portazo y unos pasos alejándose poco después por el pasillo.

Esperé sin moverme, consciente de que la reacción de Peter a lo sucedido podía hacer que mis miedos regresaran. Aunque había prometido comportarse, lo nuestro no había pasado de un comienzo tambaleante que podía acabar en un final prematuro en cualquier momento.

Peter Lo siento –me susurró, volviéndose hacia mí–

La arruga de su ceño había retornado y el verde de sus ojos se agitaba, turbulento y más oscuro que minutos antes. No obstante, la calidez de su boca sobre mis labios fue la misma cuando me dio un beso fugaz.

Peter:No quería que te descubriese acá –aquello me dolió, aunque yo misma me hubiera escondido como una cobarde– Pensé que querías decírselo vos misma

Mi enfado desapareció. Tendría que aprender a concederle el beneficio de la duda. Puede que fuera él el que debiera sentirse mal por mi forma de actuar. Era yo la que me había atrincherado bajo las mantas.

Lali:Puedo cederte ese placer si quieres –bromeé, enlazando mis brazos alrededor de su cuello y atrayéndolo hacia mí–

La sonrisa retornó a su cara. Con las palmas contra mis mejillas, fue depositando pequeños besos sobre mis labios. Introdujo una de sus piernas entre las mías.

Peter:Seguís desnuda –su mano se deslizó por mi costado hasta llegar a mi muslo. Enlacé la pierna en torno a su cadera–

Lali:Ajá

Sabía que en algún momento Peter y yo tendríamos que sentarnos a hablar. Pero estaba dispuesta a aplazarlo hasta que él estuviera preparado, siempre que mantuviera su promesa.

Peter:Yo también –dijo, y su boca se desplazó hasta mi cuello–

El mismo fuego que me había consumido la noche anterior cobró fuerza de nuevo. Me pregunté si las llamas no terminarían por arrasar mi interior, si era eso lo que me esperaba junto a él.

Peter se detuvo, como si percibiera cierta indecisión en mis movimientos. No se le podía negar que era observador. Retiró un mechón de pelo de mi frente y me miró a los ojos. Había tanto escondido tras aquellos ojos verdes. Por un momento sentí miedo de que si alguna vez alcanzaba su interior, fuera yo la que saliera corriendo en dirección contraria. Tampoco podía considerarme una persona demasiado estable.

Peter:Todo irá bien, La –aseguró. Me obligó a girarme y acomodó mi espalda contra su pecho– Dormí un poco más

Me dejé acunar por la firmeza de su abrazo. No sé quién de los dos se durmió primero, o si él llegó a hacerlo siquiera. Pero al despertarme estaba sola bajo las sábanas. No supe qué pensar de su desaparición hasta que mis ojos tropezaron con una nota que llevaba mi nombre. Peter la había dejado sobre la mesilla de noche, apoyada en su iPod. La abrí sin saber muy bien con qué me sorprendería en esta ocasión.


Vos y yo. Pizza después del trabajo.¿Tenemos una cita?
P.


Admito que pataleé sobre el colchón como una quinceañera a la que su ídolo hubiera dedicado un guiño durante un concierto. Era sábado y ambos teníamos que trabajar, por lo que cualquier plan quedaba descartado, y aun así él se las había arreglado para convertir la jornada laboral en un excitante preludio. Me permití sonreír y envié a paseo todos mis recelos.

Recuperé mi ropa del suelo, salí al pasillo y me escurrí en el interior de mi habitación. Cuando me aseguré de que estaba sola en casa me aventuré en dirección a la cocina. Eran las cuatro de la tarde y mi estómago rugía, reclamando algo de comida. Me preparé una ensalada y un sandwich a toda
prisa y me senté en una de las sillas. Ya había engullido gran parte de la ensalada cuando apareció Euge.

Llevaba puesta ropa deportiva. Supuse que habría salido a correr. Me escaneó de pies a cabeza antes de dirigirme la palabra. Pensé que daría algún tipo de rodeo para sonsacarme información acerca de con quién había pasado la noche, pero fue directa al grano.

Euge:¿Dónde dormiste?

Lali:Buenos días, Eu –contesté, solo por molestarla– ¿Quieres? -empujé la mitad del bocadillo en su dirección, pero negó con la cabeza-

Euge:Querrás decir buenas tardes

Hice un gesto con la mano, restando importancia a mi desfase horario, pinché con el tenedor un trozo de tomate y lo mastiqué con lentitud.

Lali:¿Y Peter? –pregunté fingiendo desinterés, aunque estaba deseando saber si volvería pronto–

Euge:No lo sé, estaba durmiendo cuando me fuí

No debía hacer mucho rato que se había marchado. Mi compañera de piso no era legendaria por su resistencia. Fue hasta la nevera y cogió una botella de agua, le dio un par de sorbos antes de volver a concentrarse en mí. Aproveché para hincarle el diente al sandwich.

Euge:Puede que tenga uno de sus días malos –dijo, apoyándose en la encimera–

Lali:¿Peter? –ella asintió y me dieron ganas de reírme– Estará bien

Euge:Te has acostado con otro pibe, Lali –soltó, incapaz de contenerse un minuto más–

A pesar de que me esperaba algún tipo de comentario al respecto casi me atraganté con un trozo de pan. Tosí varias veces. Euge me acercó el vaso del jugo que me había servido y había olvidado junto a la nevera.

Lali:No me he acostado con nadie… Bueno, sí, pero… ¿Por qué estás tan enojada?

Puso los ojos en blanco y vino a sentarse junto a mí.

Euge:Peter a veces es un boludo, pero es mi primo y lo quiero. Pensaba que vos y él…

Lali:¿Que él y yo qué?

Me sentí un poco mal por estar divirtiéndome a su costa. Pero todo el
mundo parecía tener algo que decir acerca de nuestra relación, y por algún motivo no quería tener que explicarles cada paso que dábamos. No quería sentirme evaluada. Esto era algo entre Peter y yo. Bastante difícil lo teníamos ya lidiando con nuestros propios miedos.

Euge:Solo digo que debe estar muy enojado

Lali:¿Quieres apostar?

Soltó una carcajada, muy segura de que la próxima vez que su primo y yo nos encontráramos asistiría a una de nuestras épicas batallas dialécticas. Bien, estaría encantada de ver qué cara ponía cuando se diera cuenta de lo equivocada que estaba.



No quiero ni pensar en lo que apostarán estas dos JAJAJA en la tarde les subo otro! Beesoos

19 comentarios:

  1. Ajajajsj que mala lali con euge...

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  2. Que apostaran estas dos...

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  3. K mala Lali ,se está divirtiendo a costa d Euge.

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  4. jajaja que mala Lali! me encanto! subi otroooooo

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  5. Me encanto, ojala sigan con su historia de amor

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  6. Jajajjaja me encanta
    ++++++++
    @x_ferreyra7

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  7. Jajajjaja me encanta
    ++++++++
    @x_ferreyra7

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  8. YA quiero leer el cap de la tarde!

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  9. YA quiero leer el cap de la tarde!

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  10. que peter venga y se la chape de una en frente de euge jajajaj subi mas dalleeee

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  11. Ahh mori sonmas tiernoss!!

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  12. mas corita me encanta como peter trata a lali

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  13. quiero saber que va a decir euge quando lo sepaaaa

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  14. otroooooooooooooo!!!1 yaaaaaa -nati

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